- Meditación / Relajación:
Vídeo 1:
Elimina ansiedad, nervios y estrés. Relajación.
Elimina ansiedad, nervios y estrés. Relajación.
- Inteligencia Emocional:
La inteligencia emocional es la capacidad para identificar,
entender y manejar las emociones correctamente, de un modo que facilite las
relaciones con los demás, la consecución de metas y objetivos, el manejo del
estrés o la superación de obstáculos.
Ante cualquier
acontecimiento que suceda en tu vida, las emociones, tanto positivas como
negativas, van a estar ahí, y pueden servirte de ayuda y hacerte feliz o
hundirte en el dolor más absoluto, según cómo sea tu capacidad para manejarlas.
Las personas con una alta inteligencia emocional no
necesariamente tienen menos emociones negativas, sino que, cuando aparecen,
saben manejarlas mejor.
Tienen también una mayor capacidad para identificarlas y saber qué es
exactamente lo que están sintiendo y también una alta capacidad para
identificar qué sienten los demás. Al identificar y entender mejor las
emociones, son capaces de utilizarlas para relacionarse mejor con los demás,
tener más éxito en su trabajo y llevar vidas más
satisfactorias.
¿Cómo
puedes mejorar tu inteligencia emocional?
- Identificar
las propias emociones. Tienes que ser capaz de identificar tus emociones y
saber lo que estás sintiendo en cada momento y porqué, y darte cuenta de cómo
influyen en tu comportamiento y en tu pensamiento.
- Manejo de las
emociones. Tienes que ser capaz de controlar tus impulsos, no dejarte
llevar fácilmente por estallidos emocionales, saber calmarte a ti mismos cuando
tus emociones son especialmente negativas e intensas y saber adaptarte a las
circunstancias cambiantes.
- Identificar las
emociones de los demás. Tienes que tener la capacidad para entender las
emociones, necesidades y preocupaciones de los demás, saber ponerte en el lugar
del otro y entender puntos de vista diferentes a los propios.
Youtube:
http://salud.practicopedia.lainformacion.com/psicologia/como-mejorar-la-inteligencia-emocional-18750
- La Comunicación:
Somos primordialmente
seres “sociales”, en el sentido de que pasamos la mayor parte de nuestras vidas
con otras personas. Por consiguiente, es importante aprender a entenderse con
los otros y a funcionar adecuadamente en situaciones sociales. Ciertas
habilidades de comunicación nos ayudan a mejorar las relaciones
interpersonales.
Tipos de comunicación
Las formas de
comunicación humana pueden agruparse en dos grandes categorías: la comunicación
verbal y la comunicación no verbal:
·
La comunicación verbal se refiere a las palabras que utilizamos y a las
inflexiones de nuestra voz (tono de voz).
·
La comunicación no verbal hace referencia a un gran número de canales,
entre los que se podrían citar como los más importantes el contacto visual, los
gestos faciales, los movimientos de brazos y manos o la postura y la distancia
corporal.
Técnicas de comunicación eficaz.
Algunas
de las estrategias que podemos emplear son las siguientes:
La escucha activa
La escucha activa se
refiere a la habilidad de escuchar no sólo lo que la persona está expresando
directamente, sino también los sentimientos, ideas o pensamientos que subyacen
a lo que se está diciendo. Para llegar a entender a alguien se precisa asimismo
cierta empatía, es decir, saber ponerse en el lugar de la otra persona.
Elementos que facilitan la
escucha activa:
·
Disposición psicológica: prepararse interiormente para escuchar.
Observar al otro: identificar el contenido de lo que dice, los objetivos y los
sentimientos.
·
Expresar al otro que le escuchas con comunicación verbal (ya veo,
umm, uh, etc.) y no verbal (contacto visual, gestos, inclinación del cuerpo,
etc.).
Elementos a evitar en la
escucha activa:
·
No distraernos, porque distraerse es fácil en determinados
momentos.
·
No interrumpir al que habla.
·
No juzgar.
·
No ofrecer ayuda o soluciones prematuras.
·
No rechazar lo que el otro esté sintiendo, por ejemplo: "no
te preocupes, eso no es nada".
·
No contar "tu historia" cuando el otro necesita
hablarte.
·
No contraargumentar. Por ejemplo: el otro dice "me siento
mal" y tú respondes "y yo también".
·
Evitar el "síndrome del experto": ya tienes las
respuestas al problema de la otra persona, antes incluso de que te haya contado
la mitad.
Habilidades para la
escucha activa:
Mostrar empatía: Escuchar activamente las emociones de los demás es tratar de
"meternos en su pellejo" y entender sus motivos. Sin embargo, no
significa aceptar ni estar de acuerdo con la posición del otro. Para demostrar
esa actitud, usaremos frases como: “entiendo lo que sientes”, “noto que...”.
Parafrasear. Este concepto significa verificar o decir con las propias palabras
lo que parece que el emisor acaba de decir. Es muy importante en el proceso de
escucha ya que ayuda a comprender lo que el otro está diciendo y permite
verificar si realmente se está entendiendo y no malinterpretando lo que se
dice. Un ejemplo de parafrasear puede ser: “Entonces, según veo, lo que pasaba
era que...”, “¿Quieres decir que te sentiste...?”.
Emitir palabras de
refuerzo o cumplidos. Pueden definirse como verbalizaciones
que suponen un halago para la otra persona o refuerzan su discurso al
transmitir que uno aprueba, está de acuerdo o comprende lo que se acaba de
decir. Algunos ejemplos serían: "Esto es muy divertido"; "Me
encanta hablar contigo" o "Debes ser muy bueno jugando al
tenis".
Resumir: Mediante esta habilidad informamos a la otra persona de nuestro
grado de comprensión o de la necesidad de mayor aclaración. Expresiones de
resumen serían: "Si no te he entendido mal..."; "O sea, que lo
que me estás diciendo es..."
Algunos aspectos que
mejoran la comunicación:
·
Al criticar a otra persona,
hablar de lo que hace, no de lo que es. Las etiquetas no ayudan
a que la persona cambie, sino que refuerzan sus defensas. Hablar de lo que es una
persona sería: "te has vuelto a olvidar de sacar la basura. Eres un
desastre"; mientras que hablar de lo que hace sería: "te has vuelto a
olvidar de sacar la basura. Últimamente te olvidas mucho de las cosas".
·
Discutir los temas de uno en uno, no
"aprovechar" que se está discutiendo, por ejemplo sobre la
impuntualidad de la pareja, para reprocharle de paso que es un despistado, un
olvidadizo y que no es cariñoso.
·
No ir acumulando emociones
negativas sin comunicarlas, ya que producirían un estallido
que conduciría a una hostilidad destructiva.
·
No hablar del pasado.
Rememorar antiguas ventajas, o sacar a relucir los “trapos sucios” del pasado,
no sólo no aporta nada provechoso, sino que despierta malos sentimientos.
·
Ser específico. Si por
ejemplo, nos sentimos solos/as y deseamos más tiempo para estar con nuestra
pareja, no le diga únicamente algo así: “No me haces caso”, “Me siento solo/a”,
“Siempre estás ocupado/a”. Aunque tal formulación exprese un sentimiento, si no
hacemos una propuesta específica, probablemente las cosas no cambiarán. Sería
apropiado añadir algo más. Por ejemplo: “¿Qué te parece si ambos nos
comprometemos a dejar todo lo que tenemos entre manos a las 9 de la noche, y
así podremos cenar juntos y charlar?”.
·
Evitar las generalizaciones. Los
términos "siempre" y "nunca" raras veces son ciertos y
tienden a formar etiquetas. Es diferente decir: "últimamente te veo algo
ausente" que "siempre estás en las nubes". Para ser justos y
honestos, para llegar a acuerdos, para producir cambios, resultan más efectivas
expresiones del tipo: “La mayoría de veces”, “En ocasiones”, “Algunas veces”,
“Frecuentemente”. Son formas de expresión que permiten al otro sentirse
correctamente valorado.
·
Ser breve. Repetir
varias veces lo mismo con distintas palabras, o alargar excesivamente el
planteamiento, no es agradable para quién escucha.
·
Cuidar la comunicación no verbal. Para
ello, tendremos en cuenta lo siguiente:
o La
comunicación no verbal debe de ir acorde con la verbal. Decir " ya sabes
que te quiero" con cara de fastidio dejará a la otra persona peor que si
no se hubiera dicho nada.
o Contacto
visual. Es el porcentaje de tiempo que se está mirando a los ojos de la otra
persona. El contacto visual debe ser frecuente, pero no exagerado.
o Afecto.
Es el tono emocional adecuado para la situación en la que se está
interactuando. Se basa en índices como el tono de voz, la expresión facial y el
volumen de voz (ni muy alto ni muy bajo).
·
Elegir el lugar y el momento
adecuados. En
ocasiones, un buen estilo comunicativo, un modelo coherente o un contenido
adecuado pueden irse al traste si no hemos elegido el momento adecuado para
transmitirlo o entablar una relación. Es importante cuidar algunos aspectos que
se refieren al momento en el que se quiere establecer la comunicación:
o El
ambiente: el lugar, el ruido que exista, el nivel de intimidad...
o Si vamos
a pedir explicaciones debemos esperar a estar a solas con nuestro interlocutor.
o Si vamos
a elogiarlo, será bueno que esté con su grupo u otras personas significativas.
o Si ha
comenzado una discusión y vemos que se nos escapa de las manos o que no es el
momento apropiado utilizaremos frases como: “si no te importa podemos seguir
discutiendo esto en... más tarde”.
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